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El impacto del confinamiento en las investigadoras II

 

    Para conocer la percepción sobre esta posible brecha de género que la pandemia podía estar generando en la comunidad investigadora española, saber si la desigual carga de cuidados y de tareas domésticas podía estar afectando negativamente a la producción científica de las investigadoras en nuestro país, y averiguar el impacto que el confinamiento durante el Estado de Alarma con motivo de la pandemia de COVID-19 ha podido tener en su conciliación personal, familiar y laboral, la Unidad de Mujeres y Ciencia (UMyC) y con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) elaboró un cuestionario telemático, dirigido al personal investigador de los Organismos Públicos de Investigación (los OPI) entre el 2 y el 17 de julio de 2020. En él participaron 1.563 personas de manera anónima y voluntaria, de las que un 58% eran mujeres y un 42% hombres; se obtuvo información sobre la edad, el sexo, el perfil investigador y datos sociodemográficos de las personas encuestadas, así como datos sobre la actividad laboral y la conciliación de la vida personal antes y durante el confinamiento. Entre las personas participantes había personal investigador predoctoral, postdoctoral, personal técnico, personal científico titular, personal investigador científico y profesorado de investigación.

    La principal conclusión del estudio es que, tal y como vaticinaban las hipótesis desde las que se partía, la pandemia ha incidido aún más si cabe en la brecha de género, que ya existía antes del confinamiento para las investigadoras y que se acentuó en ese periodo, con más mujeres asumiendo las tareas domésticas y de cuidado en exclusiva. Además, el estudio muestra el impacto en la actividad y producción científica. Ya se deba a la realización de labores del hogar, al cuidado de personas dependientes o niñxs pequeñxs, u otros quehaceres, “el confinamiento ha supuesto una mayor asunción y dedicación a tareas domésticas por parte del personal investigador, especialmente de ellas”, concluye el informe Resultados del cuestionario sobre el impacto del confinamiento en el personal investigador.

    Según los resultados, casi el 50% de las mujeres, frente al 20% de los hombres, se encargó en exclusiva de la limpieza del hogar; y el 43,8% de las mujeres, frente al 18,3% de los hombres, asumió principalmente las tareas de cuidado de personas a cargo. El cuidado compartido ha sido sobre todo para ellos (70%) y menos para ellas (45,5%). Además de los efectos en la salud física y psicológica, la brecha de género en los cuidados ha afectado a la producción científica. Algo más del 33% de mujeres, frente al 25% de hombres, considera que su productividad científica se ha visto afectada por las responsabilidades domésticas y de cuidado. El cuestionario muestra que un 30,8% del personal investigador no presentó ninguna publicación durante el confinamiento, del que un 27,9% son hombres y un 33,1%, mujeres. Del 69,2% que sí las ha presentado, un 43,6% de hombres presentó dos o más publicaciones, frente al 37,2% de mujeres.

    Y es que, “el ámbito de la ciencia, como cualquier otro ámbito de trabajo, no es ajeno a las desigualdades de género que todavía persisten en nuestra sociedad”, declara a SINC Zulema Altamirano, doctora en Psicología Clínica y directora de la UMyC. Un 23,7% de los investigadores encuestados afirmaron que, antes de la pandemia, se encargaban ‘casi siempre’ de la atención a personas mayores a su cargo, porcentaje que aumentó hasta el 28,3% durante los meses de confinamiento. En el caso de las investigadoras, el 37,5% confesó realizar dichas tareas ‘casi siempre’ hasta la pandemia, aumentando el porcentaje hasta el 45% durante el confinamiento. Con el cuidado de menores pasa igual, pues los hombres que ‘casi siempre’ se encargaban de esta tarea pasó del 7,2% al 18,3%, mientras que la proporción de mujeres que declararon realizar la misma actividad evolucionó desde el 26,5% hasta el 43,8%. Por tanto, la brecha de cuidados que ya existía para las investigadoras, se ha acentuado durante el confinamiento, con más investigadoras asumiendo este rol en exclusiva y dedicando más horas diarias que los hombres.

    Sobre las tareas domésticas, como lavar y tender la ropa, o la limpieza del hogar, la encuesta revela que entre el 40% y el 50% de hombres y entre el 30-35% de mujeres dedicadas a la investigación las realizan de forma compartida. Por el contrario, entre el 40-50% de ellas asumen estas tareas casi en exclusiva, frente el 12-17 % de ellos. En el caso de la cocina y de hacer la compra, los datos se equiparan. En cuanto a la diferencia de tiempo que le han dedicado a todas estas tareas, el 71,9% de las mujeres y el 62,6% de los hombres valoran que el tiempo dedicado a tareas domésticas ha aumentado durante el confinamiento. Casi un 60% de ellas, frente a un 22,5% de ellos, ha asumido casi en exclusiva lavar y tender la ropa, y aproximadamente el 50% de ellas la limpieza del hogar respecto al casi 20% de ellos. Ellos han asumido casi en exclusiva con más frecuencia otras labores, como reparaciones, el paseo de mascotas y las compras con desplazamiento.

    “El progreso en igualdad de género en España ha sido muy importante, nuestro país se sitúa como uno de los países más avanzados en determinados terrenos”, considera la directora del estudio, Zulema Altamirano. “Sin embargo, todavía persiste una clara infrarrepresentación en los puestos directivos, y el tiempo dedicado por las mujeres a tareas de cuidados y domésticas triplica el de los hombres”, explica a SINC. Los datos muestran que la desigual conciliación durante el confinamiento se traduce en mayores dificultades para las mujeres a la hora de desarrollar su actividad investigadora y en una ligera menor producción científica, lo que a medio y largo plazo puede incidir negativamente en su carrera profesional. La Unidad de Mujeres y Ciencia continuará con la evaluación y seguimiento de la situación de las investigadoras, especialmente las más jóvenes, a través del Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación.

    Águeda Gómez Suárez e Iria Vázquez Silva, en su artículo "La heroicidad de las académicas españolas en pandemia" para The Conversation, hablaron en enero del estudio “Género e investigación científica en la Universidade de Vigo en tiempos de covid-19”, que analiza el impacto que está teniendo la pandemia en las carreras profesionales del personal docente e investigador de la Universidad de Vigo, examinando las condiciones del trabajo en remoto, la producción científica, la brecha de cuidados y el bienestar general, y comparando con el mismo periodo del año de 2019. El 17% de las mujeres madres de menores afirmaron haber reducido considerablemente el tiempo de trabajo remunerado, frente al 9,8% de los hombres padres de menores. En el ámbito de la producción científica, los hombres han mantenido la revisión y el envío de artículos en un 75% de los casos, mientras solo lo lograron el 58,6% de las mujeres. Por otra parte, el 18,3% de los hombres solicitaron proyectos de investigación frente al 11,3% de las mujeres. De nuevo son las mujeres quienes acusan un mayor impacto, admitiendo el 33,8% de ellas que su actividad investigadora disminuyó considerablemente, frente al 16% de los académicos que lo reconoce. Al analizar el envío de artículos a revistas de habla hispana se obtienen resultados contundentes: los investigadores incrementaron sus envíos más de un 38,1% respecto al año 2019, pero las investigadoras solo aumentaron en un 6,3%.

    La disminución de la actividad investigadora observada entre las mujeres evidencia la desigualdad derivada de la brecha de cuidados, lo que provocará un aumento de la brecha salarial y de otras desigualdades de género en la academia. “El seguimiento y evaluación con perspectiva de género de la situación actual de nuestro personal investigador, así como el seguimiento de sus causas y consecuencias, es necesario para implementar las políticas y actuaciones que permitan avanzar hacia una igualdad de género real y efectiva”, certifica Altamirano.

    Pensando en todos estos resultados y teniendo en cuenta el tradicional androcentrismo de la ciencia, las mujeres podríamos perder en un año los avances que nos ha costado décadas conseguir. Y esta brecha de género se puede ampliar indefinidamente si las instituciones no priorizan las políticas con perspectiva de género. De no ser así, las científicas estarán siempre expuestas a una desigualdad sistémica, donde la brecha salarial, la baja calidad laboral, la complicada conciliación familiar y laboral, y la insuficiente y difícil promoción y estabilización en la carrera científica, las excluya de la academia.

(Más en El impacto del confinamiento en las investigadoras I)

 

Imágenes:  Pexels.

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