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La brecha de género y el techo de cristal en ciencia

    Ben Barres, primer científico abiertamente transgénero de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, describió sus experiencias de discriminación por género cuando era mujer y cómo, tras transicionar, le respetaban más como hombre en el mundo científico.

    Las encuestas sobre percepción de la brecha de género dicen que las científicas sienten mayor desigualdad en su trabajo que los científicos. Casi la mitad de las investigadoras considera que ser mujer afecta de forma negativa a su carrera, mientras que solo un 10% de los investigadores advierte esta realidad entre sus compañeras. De hecho, el 79% de los hombres y el 55% de las mujeres piensa que hay igualdad de trato en sus departamentos. Cerca de la mitad de los investigadores no cree que exista infrarrepresentación de las mujeres en el mundo de la investigación en nuestro país, mientras que esta percepción solo es compartida por menos de un tercio de las investigadoras, y esto pese a que seis de cada diez investigadores dice considerar buenas líderes en el ámbito científico a sus compañeras. Un reconocimiento que, sin embargo, solo han notado una de cada cuatro investigadoras, las mismas que afirman haber participado alguna vez en comités importantes dentro de su campo de investigación.

    Queda claro que las percepciones sobre brecha de género son desiguales, así que no es extraño que las mujeres veamos más complicado poder escalar en la carrera científica. La mujeres trabajamos bajo un techo de cristal que lo dificulta: solo un quinto de las cátedras están ocupadas por mujeres y hay nueve rectoras en las universidades españolas. Rosa Menéndez, actual presidenta del CSIC, es la primera mujer que preside la institución desde su creación en 1937.

    El techo de cristal es un índice relativo que compara la proporción de mujeres en todas las categorías investigadoras respecto a la proporción de mujeres en la categoría más alta. En el CSIC, donde las mujeres representan el 35,9% del personal científico (la media europea es el 33%) y lideran el 35% de los proyectos nacionales y el 28% de los europeos, el techo de cristal es de 1,35. Luego cuando se asciende en la carrera científica, la proporción de mujeres disminuye, y esta es una tendencia común en la Unión Europea.


Imagen: Distribución del personal investigador por sexo en el CSIC en 2019 (Informe Mujeres Investigadoras 2020, de la Comisión de Mujeres y Ciencia del CSIC). Es la conocida gráfica de "tijera" de la evolución de la carrera científica de mujeres y hombres en el CSIC.

    Parece lógico aceptar a la luz de los datos e informes existentes que esta situación anómala para las mujeres es una realidad; no obstante, muchos, especialmente aquellos que ocupan posiciones de poder, se muestran reticentes a aceptar el valor de los datos. Esta percepción, en un campo dominado por los hombres, hace más difícil que se reconozcan los sesgos y se combatan. Pese a los progresos de las últimas décadas, queda mucho por recorrer, y mientras, la brecha de género en ciencia y tecnología afecta a la capacidad innovadora de los países y hace que la humanidad desaproveche gran parte de su capacidad creativa y de trabajo.

 

Imagen de cabecera: Ilustración de Víctor Solís para nexos en el artículo "Mujeres contra el techo de cristal". 

Referencias:


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